Empezaremos con unos datos rápidos sobre este maravilloso zumo de oliva, para centrarnos después, en sus beneficios y en conocerlo un poquito más.
España es el principal productor de Aceite de Oliva con aproximadamente el 35% de la producción mundial y el 44% de la producción de la Unión Europea, seguido de Italia, Grecia, Túnez y Turquía.
Sí sí, el 35% de la producción mundial ¡Increíble! ¿No os parece? Y ya os estaréis imaginando dónde se encuentra la mayor extensión de campos de olivos del mundo, ¿no? ¡Bingo! en España. Pues una curiosidad más. La zona de España donde más olivos hay es Jaén, en Andalucía, donde es muy característico ver el llamado mar de olivos, extensos cultivos de olivares hasta donde te puede alcanzar la vista.
Prácticamente un tercio de la exportación de Aceite de Oliva andaluz tiene como destino Italia. El resto se exporta principalmente a Estados Unidos, Portugal y Francia. Así es que ya sabéis, gran parte del aceite embotellado en Italia que se consume en Alemania se cultiva en España.
¿Y por qué consumir Aceite de Oliva?
Hablemos de sus beneficios.
Es un alimento con alto contenido en sustancias antioxidantes y vitaminas, especialmente la vitamina E. Es rico también en otros compuestos naturales como carotenos y polifenoles.
Y estas “palabrejas” se traducen en estos beneficios:
1- Eleva los niveles de colesterol bueno y disminuye el colesterol malo.
2- Cuida los huesos.
3- Protege el corazón.
4- Ayuda a controlar la presión arterial.
5- Alivia el dolor.
6- Previene el envejecimiento.
7- Controla la diabetes.
8- Mejora el sistema inmune.
9- Proporciona vitaminas E y K, por lo que previene accidentes cerebro vasculares.
Además, algunos estudios apuntan a que podría prevenir y retrasar el deterioro mental y otros a que tendría propiedades anticancerígenas. Ya te puedes imaginar porque lo llamamos “oro líquido” y por qué es parte imprescindible de nuestra dieta ¿Qué más se le puede pedir a un zumo?
Hablemos ahora de algunos de los tipos de Aceite de Oliva que puedes encontrar en el mercado.
Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE): Este aceite de oliva es el de mayor calidad que hasta ahora la humanidad ha conseguido. Tiene un grado de acidez menor a 0,8˚. Es un zumo de aceituna de lo más natural y para obtenerlo es necesario llevar a cabo un minucioso proceso de elaboración que comienza con la recolección de las aceitunas en su momento óptimo de maduración. Estos aceites aportan gran cantidad de antioxidantes naturales gracias a su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados.
AOVE monovarietal: Los aceites de oliva virgen extra pueden ser monovarietales, es decir, obtenidos únicamente de una variedad de aceituna (Hojiblanca, Picual, Arbequina…etc) para lograr sabores y aromas únicos.
Aceite de Oliva Virgen: También es un producto natural, en este caso con una acidez menor a 1˚. Al igual que los AOVEs, son muy ricos en ácidos grasos mocoinsaturados y perfectos para llevar una dieta saludable.
Recuerda que se denomina Virgen a los aceites obtenidos siempre por procesos mecánicos y físicos y que en ningún caso se obtienen mezclándolos con aceites de categorías inferiores.
Aceite de oliva: Los aceites de oliva que no se denominan ni Virgen, ni Extra, tienen como base aceites lampantes. Estos aceites no tienen la misma calidad que los anteriores y poseen una acidez mayor de 3˚, por lo que después de someterlos a un proceso de refinado, se mezclan con aceites de oliva virgen extra. Dependiendo de las proporciones de esta mezcla será intenso (más cantidad de virgen extra) o suave (menos cantidad de virgen extra).
Aunque más adelante te iré contando más cosas, yo creo que ya tienes algo de información para saber distinguir y elegir que aceite quieres consumir y porqué todos los aceites no son iguales, su calidad tampoco, y por lo tanto su precio. Fíjate bien porque no es lo mismo Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE), que Aceite de Oliva Virgen, que Aceite de Oliva. Yo desde luego soy fan absoluta del AOVE.
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